oblacion martirial (recuerdo de los mártires de España )

martes, 4 de mayo de 2010
Mas de 20 oblatos se hallaban detenidos en diversas cárceles el 15 d Octubre de 1936. Con hambre, con frío, amontonados, porque en celdas para uno habían metido hasta diez, su vida era un lento martirio. A partir de Noviembre, era cada día que pasaba más insoportable. Al hacinamiento , el hambre , la falta de ropa y de higiene, los piojos, la vigilancia permanente y los desprecios se añadió algo mucho más terrorifico, la alarma y el sobresalto a cada momento a causa de las llamadas a presos que salían y ya no volvían porque su destino era la muerte.
Así lo recuerda un preso que sobrevivió a la barbarie:

"A cualquier hora de la noche se encendían las luces de nuestras celdas, Oianse fuertes pisadas de milicianos, rechinaba el cerrojo de una celda y de otra, y de otra, y poco despues--- la descaga cerrada, que helaba nuestras venas de espanto. ".

A la misma hora del amanecer del día 28 de noviembre, de 1936, salieron atados de la carcel, introducidos en un camion y conducidos a Paracuellos:
Allí, delante de la zanja en la que iban a caer sus cuerpos, ametrallados, recibieron el abrazo de perdón y la bienvenida del Padre Dios.
Un testigo presencial, obligado a ejercer de seputurero, relata aquel momento del ultimo ofertorio:
"estoy completamente seguro que el dia 28 de noviembre de 1936 un sacerdote o religioso pidio a los milicianos que le permitieran despedir todos sus compañeros y darles la absolucion, gracia que le fue concedida. Dicho sacerdote o religioso fue abrazando a cada uno de los compañeros, arrodillados en tiera, y hacía sobre ellos la señal de la cruz como cuando absuelven al penitente en la confesion.
Una vez que hubo terminado, pronuncio en voz alta estas palabras : "Sabemos que nos matáis por catolicos y religiosos, Los somos. Tanto yo como mis compañeros os perdonamos de todo corazón. ¡ Viva Cristo Rey!

La descripcion que hizo el sepulturero de este sacerdote, los rasgos físicos y el modo de vestir cuadran con el modo de ser del P. Esteban. Cuadran la serenidad , el aplomo y la entereza que demostró y cuadra el lenguaje, que tiene el mismo corte y contenido que el expresado por el P. Esteban cuando fue detenido en la prisión.
Por parte de las víctimas no hubo ni gritos ni insultos, ni llanto ni escenas patéticas. Sabían que estaban recorriendo el mismo camino que recorrió Jesús. Sus cuerpos fueron abatidos y su espíritu penetró en la paz del Señor.
Reposan sus restos en el camposanto de Paracuellos.

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